Es bien sabido que los asilos o estancias para personas de la tercera edad tienen una gran importancia social, ya que su principal misión es la de ofrecer una vida digna, plena y respetuosa a quienes requieren cuidados especiales, propios de la vejez. Si bien este tipo de instituciones ayudan significativamente a la recuperación de su autoestima, existen numerosas alternativas en las que los ancianos no necesariamente deben quedarse todo el tiempo.

Los asilos para ancianos deben considerarse cuando las condiciones del entorno familiar no son capaces de satisfacer las necesidades de la persona de la tercera edad, cuando las actividades de los familiares no permiten darle cuidados, asistirlo en enfermedades, por muerte o enfermedad del cónyuge y por incapacidad.

Existen las residencias diurnas, en las que los ancianos solo asisten por la mañana y en un horario que les permite regresar a sus casas a dormir. O también existen los clubes de la tercera edad o centros culturales especializados, en donde se imparten talleres para el cuidado de la salud, y además se realizan diversas actividades recreativas para los ancianos, como manualidades, yoga, ajedrez, baile y pintura.